a) ¿Cómo era la vida sin Internet?
Entrevista realizada a mi padre sobre cómo era vivir sin Internet. Habría sido más interesante hacérsela a mis abuelos, pero viven lejos y no me ha sido posible. Aún así, mi padre vivió gran parte de su vida sin Internet y me ha podido contestar a esta pregunta.
Entrevista realizada a mi padre sobre cómo era vivir sin Internet. Habría sido más interesante hacérsela a mis abuelos, pero viven lejos y no me ha sido posible. Aún así, mi padre vivió gran parte de su vida sin Internet y me ha podido contestar a esta pregunta.
"La vida sin Internet era una vida tranquila, sin mucha información y feliz, porque el que
no sabe es como el que no ve, sin estrés ni ansiedad, que te la puede producir el querer estar informado de
todo y saber de todo.
En mi tiempo libre me gustaba jugar, sobre todo en la calle y con los amigos. A veces también jugaba solo, pero siempre desarrollando mucho la imaginación e incluso creaba mis propios juegos.
En mi tiempo libre me gustaba jugar, sobre todo en la calle y con los amigos. A veces también jugaba solo, pero siempre desarrollando mucho la imaginación e incluso creaba mis propios juegos.
A principios de los años 70 tuve mi primera radio en casa y fue
todo un acontecimiento. Me sentaba frente a ella
todos los días para escucharla muy atentamente. Escuchaba los partidos de fútbol, las novelas y las
noticias, pero el problema fue cuando empezó a crear una adicción al no querer perderme
ni un programa de esa novela o ese partido de fútbol, entonces la familia y los
amigos quedaban apartados por un momento, porque la radio te absorbe. Pero
esto no era nada para lo que vendría después.
Unos años más tarde, para mediados de los años 70, tuve mi primera televisión, que era en blanco y negro. Su llegada a nuestra casa también nos hizo mucha ilusión, al igual que había ocurrido anteriormente con la radio. La programación era muy limitada, solo emitían por las tardes y a las 12h terminaba. Los programas infantiles duraban poco, una hora aproximadamente, que me quitaban tiempo de jugar, pero aprendía y me abrían una ventana a los desconocido para mí. La televisión también te provocaba envidias y deseos por tener algo que tú no tenías ni habías visto nunca.
Posteriormente, me compré un teléfono móvil, que era muy diferente a los de ahora y por supuesto no usaba Internet. Era bastante grande y con muy poca autonomía; no tenía bateria, sino unas pilas recargables que se gastaban rápidamente; y además, la cobertura era bastante mala, pero era algo increíble poder hablar con alguien por teléfono sin cable y desde casi cualquier sitio.
Para finales de los 80 me compré un ordenador, pero aún no existía Internet. Principalmente lo utilizaba para hojas de cálculo y tratamiento de textos. El ordenador era básicamente un teclado muy grande y una pantalla. Todo se tenía que hacer con el teclado porque ese tipo de ordenador no tenía ratón. Se tenían que meter unos discos que eran como el motor de arranque y después el disco del programa. La programación de la hoja de cálculo era en MS-DOS, ya que Windows no existía.
Tendría alrededor de 30 años o quizás algo menos, caundo comencé a usar Internet. Era muy lento y muy caro porque mientras estaba conectado, contaban el tiempo que lo estaba utilizando. Solo lo usaba para hacer gestiones con el banco y para ello tenían que venir del banco y me instalaban un router y un programa para poder conectarme con éste.
Actualmente uso Internet todos los días. Se ha convertido en una herramienta indispensable para mi vida y mi trabajo, al igual que le ocurre a casi todas las personas.
Si quisiera vivir en las mismas condiciones de trabajo y conectado al mundo no podría dejarlo, pero si lo que quieres es vivir tranquilo y apartado del mundo, tienes que bajarte del tren del futuro, pero creo que eso es muy difícil y no se podría porque todo está conectado (el médico, ayuntamientos, hacienda, bancos...) y todos se comunican por Internet. Estamos creando una dependencia absoluta de Internet y las nuevas tecnologías, perdiendo toda nuestra intimidad. Lo mismo pasa con el teléfono móvil, es indispensable. Si te pierdes ,él te lleva a casa; si te desorientas, pones la brújula; si te quedas sin luz, tiene linterna; si no ves mucho, tiene lupa; te recuerda citas; te dice los números de teléfono; te hace fotos... Sin él no somos nadie. Ya no somos capaces ni de aprendernos un número de teléfono, que antes te los aprendías de memoria. Ahora somos incapaces de memorizar nada, para eso ya está el móvil.
Internet es una herramienta muy útil, pero hay que saber utilizarla y que no te cree dependencia. También puede ser peligroso, por eso hay que tener cabeza y no creerte todo lo que lees o ves, pero sobre todo hay que evitar que te vuelvas adicto a él."
Unos años más tarde, para mediados de los años 70, tuve mi primera televisión, que era en blanco y negro. Su llegada a nuestra casa también nos hizo mucha ilusión, al igual que había ocurrido anteriormente con la radio. La programación era muy limitada, solo emitían por las tardes y a las 12h terminaba. Los programas infantiles duraban poco, una hora aproximadamente, que me quitaban tiempo de jugar, pero aprendía y me abrían una ventana a los desconocido para mí. La televisión también te provocaba envidias y deseos por tener algo que tú no tenías ni habías visto nunca.
Posteriormente, me compré un teléfono móvil, que era muy diferente a los de ahora y por supuesto no usaba Internet. Era bastante grande y con muy poca autonomía; no tenía bateria, sino unas pilas recargables que se gastaban rápidamente; y además, la cobertura era bastante mala, pero era algo increíble poder hablar con alguien por teléfono sin cable y desde casi cualquier sitio.
Para finales de los 80 me compré un ordenador, pero aún no existía Internet. Principalmente lo utilizaba para hojas de cálculo y tratamiento de textos. El ordenador era básicamente un teclado muy grande y una pantalla. Todo se tenía que hacer con el teclado porque ese tipo de ordenador no tenía ratón. Se tenían que meter unos discos que eran como el motor de arranque y después el disco del programa. La programación de la hoja de cálculo era en MS-DOS, ya que Windows no existía.
Tendría alrededor de 30 años o quizás algo menos, caundo comencé a usar Internet. Era muy lento y muy caro porque mientras estaba conectado, contaban el tiempo que lo estaba utilizando. Solo lo usaba para hacer gestiones con el banco y para ello tenían que venir del banco y me instalaban un router y un programa para poder conectarme con éste.
Actualmente uso Internet todos los días. Se ha convertido en una herramienta indispensable para mi vida y mi trabajo, al igual que le ocurre a casi todas las personas.
Si quisiera vivir en las mismas condiciones de trabajo y conectado al mundo no podría dejarlo, pero si lo que quieres es vivir tranquilo y apartado del mundo, tienes que bajarte del tren del futuro, pero creo que eso es muy difícil y no se podría porque todo está conectado (el médico, ayuntamientos, hacienda, bancos...) y todos se comunican por Internet. Estamos creando una dependencia absoluta de Internet y las nuevas tecnologías, perdiendo toda nuestra intimidad. Lo mismo pasa con el teléfono móvil, es indispensable. Si te pierdes ,él te lleva a casa; si te desorientas, pones la brújula; si te quedas sin luz, tiene linterna; si no ves mucho, tiene lupa; te recuerda citas; te dice los números de teléfono; te hace fotos... Sin él no somos nadie. Ya no somos capaces ni de aprendernos un número de teléfono, que antes te los aprendías de memoria. Ahora somos incapaces de memorizar nada, para eso ya está el móvil.
Internet es una herramienta muy útil, pero hay que saber utilizarla y que no te cree dependencia. También puede ser peligroso, por eso hay que tener cabeza y no creerte todo lo que lees o ves, pero sobre todo hay que evitar que te vuelvas adicto a él."
Simón Simón Arcas, 1966 |
A diferencia de la mayoría de las personas actualmente, estoy acostumbrada a pasarme días desconectada. Con esto me refiero a no tener Internet, ordenador, televisión, móvil.... Normalmente uso a diario estos medios, lo cual suena algo contradictorio.
Mis abuelos viven en un pequeño de Granada. Voy varias veces al año y allí no hay apenas cobertura. No utilizo ningún medio de comunicación. En su lugar realizo otras actividades: paseo por el campo, doy de comer a los aminales, ayudo en las tareas domésticas, juego con mi hermano en la calle y con mis abuelos a las cartas, realizamos largas charlas familiares... Disfruto de lo que tengo alrededor. Puede que al principio eche en falta el móvil, pero como ya he dicho antes, estoy acostumbrada a esa situación y tiendo a olvidarlo con facilidad. Y así me puedo tirar no solo un día, sino una semana entera.
Cuando estoy en mi casa siempre uso los medios de comuncación diarimente, pero hay semanas que tengo muchos exámenes y no utilizo ninguno, los apago todos y me aislo en mi habitación con mis apuntes.
Por supuesto pienso que los medios de comunicación de masas son buenos, ya que nos mantienen informados de lo que pasa en el mundo y podemos comunicarnos con personas que están lejos. Pero no nos viene mal tomarnos de vez en cuando algún día de desconexión total y evitar esa adicción que tienen muchas personas, hasta tal punto de decir que no podrían vivir sin su móvil, su ordenador o su TV, pero la respuesta es sí, sí se puede.