La imagen de la izquierda es la real y la de la derecha, la manipulada y la que aparece en los medios. En ellas podemos observar notables diferencias. Si las comparamos, vemos que le han reducido el volumen del vientre, las piernas, los brazos, el cuello y la cara; le han escurecido el pelo y las cejas; le han puesto brillo por varias partes del cuerpo y le han definido las cuervas. Si nos fijamos un poco más, podemos observar que en la imagen manipulada la modelo esconde parte de una de sus manos, cuando en la real se ve completamente. Así da la sensación de que la modelo tiene manos más pequeñas y de que es delgada y perfecta, cuando en realidad no es así. Para los medios de comunicación y agencias publicitarias esta modelo no está lo suficientemente delgada y han de hacer estos cambios.
La sociedad se ha empeñado en crear una imagen de la mujer idealizada y falsa. No existe la perfección, aunque todos los días los medios de comunicación nos digan que sí. Quieren que todas las mujeres seamos iguales, con una figura perfecta y una cara bonita, y nos muestran imágenes que ni siquiera son reales, para fomentar que se sigan esos cánones de belleza. Esto hace que muchas mujeres, adolescentes sobre todo, quieran ser igual que la chica de la portada de una revista o que una modelo de Victoria’s Secret. Todo esto tiene graves consecuencias, hasta tal punto de acabar enferma. Además, los hombres también tienen un papel importante en este asunto. Ellos quieren que su pareja se parezca a una modelo y ellos mismos parecerse a esos chicos musculosos que también aparecen en los medios de comunicación.
Ya no es problema de unos o de otros, es problema de la sociedad.
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